Iowa City, 3 de marzo de 1967
Querido Mario:
No sabes cuánto te agradezco tu carta y el gusto que me dio recibirla. Los latinoamericanos somos epistolarmente mudos, y son muy pocos los que se han dado la molestia de acusar recibo de mis libros –sólo los buenos amigos y los que antes se llamaban en las tertulias literarias “los espíritus selectos”. Agrégale a esto la leyenda en que te has transformado, y mi admiración por tu obra, que de sobra sabes.
Te incluyo un Coronación (perdón, la portada no es mía). Esto como preámbulo a mi deleite de pensar que quizás pronto te conoceré, ya que mi mujer y yo partimos a Europa el 20 de mayo, por un año y medio por lo menos. Como es boliviana (creo que tu mujer también: la mía dice que te pregunte “de qué Urquidis es porque los Urquidi son muy amigos de mi familia”) y la tengo encerrada en medio de las tundras del medioeste, añora y sueña con costa, con mar, y hace años que me viene acusando de que le estoy quitando costa como si yo tuviera la culpa de la guerra del 79. Para aplacar su añoranza de costa sepultada en su inconsciente colectivo de boliviana, le he prometido pasar tres meses en Mallorca. Después, porque parece que la vida allí es más barata, nos iremos a España, cerca de una ciudad grande pero en el campo. Viajaremos constantemente, me imagino, y no dudo de que iremos a Londres, donde esperamos verte. Lo mismo si tú vienes al sur. A propósito, acabo de saber que mis buenos amigos los Flakoll están viviendo en Mallorca. ¿Sabes tú su dirección –puedes mandármela, ya que quisiera hacerles llegar mis libros?Leer más »Carta de José Donoso a Mario Vargas Llosa – 3 de marzo de 1967